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Salvaterra de Magos

EL BOSQUE NACIONAL DE ESCAROUPIM


Localizacón: Escaroupim
Punto de partida de la ruta: Largo dos Avieiros, junto al río Tajo
Coordenadas GPS (WGS84): 39.066673, -8.756951
Tipo de ruta: circular
Nivel de dificultad: muy fácil
Extensión: 8,5 kilómetros
Duración Aproximada: 3 horas
Subida Total: 63 metros
Descenso Total: 64 metros
Altitud Máxima: 34 metross
Altitud Mínima: 7
Época Recomendada: Todo el año 

Esta ruta permite conocer dos de los lugares más emblemáticos de la región: el pueblo pesquero de Escaroupim y una parte de nuestro patrimonio forestal, representado por el Bosque Nacional. En esta ruta hay un establecimiento de hostelería y espacio para aparcar.

El itinerario se inicia en la orilla del Tajo, en donde se disfruta de una magnífica vista del agua, de la isla de las garzas y de la aldea de Valada, que se encuentra en la otra orilla. Aproveche para conocer este pueblo pesquero de casas y barcos pintados de vivos colores.

Dejando atrás la ribera, camine unos trescientos metros por la carretera asfaltada que atraviesa el caserío y, al llegar al cruce que hay en la salida del pueblo, gire a la izquierda y continúe otros setecientos meros hasta el final de las calles asfaltadas. Aquí, gire a la izquierda. En este camino de tierra, encontrará a la derecha, a unos veinte metros, un pequeño puente de madera. Aquí se inicia el tramo que transcurre por el Bosque Nacional.

Este lugar tiene vigilancia permanente, y aquí está terminantemente prohibido fumar o hacer fuego. El bosque está dividido en fincas separadas entre sí por estrechos caminos o amplios cortafuegos. Por seguridad, camine siempre por los senderos señalizados y respete las señales.

Este bosque, que empezó llamándose Pinar de Escarópim, estuvo administrado por la Montería Mayor del Reino hasta el 7 de abril de 1836, fecha en la que pasó a manos de la Dirección General de los Bosques del Reino. Desde entonces, es propiedad del Estado. Este bosque contaba inicialmente con poblaciones de pinos rodenos (Pinus pinaster) y pinos mansos (Pinus pinea), pero a partir de 1907 se reconvirtieron en eucaliptales que, durante la II Guerra Mundial, fueron una importante fuente de combustible para las locomotoras que circulaban a escasos kilómetros del puente Rainha Dona Amélia.

Tras cruzar el puente de madera, camine en línea recta por el sendero a lo largo de cuatrocientos metros, hasta llegar a un camino de arena. Aquí, al final de los pinos mansos, se inicia la floresta. Se trata de una especie de jardín botánico que cuenta con una colección de árboles documentados y ordenados científicamente. Aquí se encuentran ciento veinticinco de las más de setecientas especies de eucaliptos que existen en el mundo. Árboles de gran porte, con un olor intenso, agradable y balsámico, que se caracterizan por su gran capacidad de regeneración y sus variadas formas. Por lo general, son fuente de materias primas para las industrias papelera y maderera, y sus aceites esenciales se utilizan en las industrias farmacéutica y cosmética. Un dato curioso es que los koalas del zoo de Lisboa se alimentan con hojas recogidas aquí. Adéntrese en este mundo desconocido.

La ruta está formada por cuatro tramos rectos que desembocan en un camino ancho. El primer tramo tiene trescientos metros, y en él destaca el intenso olor cítrico del Eucaliptus citriodora, una especie de gran interés para la industria cosmética por su elevada concentración de citronela, una sustancia utilizada en la fabricación de jabones, perfumes y velas.

A continuación, gire a la derecha y recorra cien metros. Gire a la izquierda y camine otros cien metros, hasta encontrar el Eucaliptus cinerea, una especie con las hojas paripinnadas. Se dice que las hojas son paripinnadas cuando su número es par a lo largo del raquis. A continuación encontrará una especie inconfundible por su imponente porte: el Eucaliptus saligna, una vigorosa especie que puede alcanzar los cincuenta metros de altura. Aquí, gire a la izquierda y siga de frente unos doscientos metros. Al final, a la derecha, podrá observar unos árboles con una corteza gruesa y rugosa, muy similar a la de los alcornoques. También son eucaliptos. Las especies urophylla, robusta y botryoides desarrollaron esta corteza a lo largo de su proceso evolutivo para protegerse del fuego y de las grandes diferencias de temperatura.

Cruce el camino y siga siempre de frente unos mil novecientos metros, dejando a la derecha un pinar y a la izquierda varios campos dedicados a ensayos agrícolas. Después de pasar el centro de investigación, continúe otros trescientos metros rodeado de pinos rodenos de casi treinta años, y a continuación gire a la izquierda, recorra otros quinientos metros, vuelva a girar a la izquierda y, al cabo de trescientos metros, gire a la derecha. Camine otros trescientos metros, hasta encontrarse en medio de pinos jóvenes. Aquí finaliza la observación de las diferentes especies que se estudian en este centro de investigación.

Al final del pinar, gire a la izquierda y siga siempre de frente unos mil trescientos metros, dejando a su izquierda el bosque y a su derecha el río Muge, que desemboca en el Tajo, cerca de Escaroupim. Al llegar al camping, aproveche para entrar a admirar los monumentales ejemplares de pinos mansos de más de trescientos años que forman parte del primitivo bosque de esta región. Al salir del camping, gire a la derecha y siga siempre de frente durante quinientos metros, hasta llegar al inicio de la carretera asfaltada que le llevará de regreso al punto de partida.

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